lunes, 5 de julio de 2021
Manías de escritor
Hace unos
días, un colega de Instagram, el autor Antonio López Sousa (@los_libros_del_sr_lector), me retaba a enumerar mis manías
como escritora. La verdad es que no tengo demasiadas, y ni siquiera sé si
llamarlas manías, pero aquí van algunas de ellas:
*Cuando empiezo a
escribir una historia siempre conozco el final, la situación a la que quiero
que lleguen mis personajes. Eso no quiere decir que sepa exactamente qué va a
suceder o cómo voy a describir los hechos, pero suelo desviarme bastante poco
de esa idea original.
Supongo que esto va
relacionado de alguna forma con otra de mis manías,
en este caso lectora: me gusta leer las últimas frases de los libros antes de empezar
a meterme en el relato. Considero que el final no es lo más interesante de las
novelas (a no ser que se trate de descubrir quién es el asesino, claro). Es el
cómo los personajes han llegado hasta allí lo que más me atrae. El desarrollo
de la trama y la profundidad de los personajes es lo que me espolea para seguir
leyendo.
*Los comienzos los
escribo rápido. Al igual que los finales, se presentan de forma bastante clara
en mi mente desde el principio. Es el desarrollo de la historia lo que
generalmente resulta una auténtica incógnita, una sorpresa sin fin. Supongo que
por esto me gusta escribir, porque aunque yo crea que controlo la situación, no
es cierto. Las diferentes tramas surgen sin apenas darme cuenta y aunque
parezca un tópico, los personajes poseen una asombrosa capacidad para salirse
del guión cuando menos te lo esperas.
*No hago esquemas, ni
guías, ni nada por el estilo. Escribo, sin más. Cuando el relato ya está
bastante avanzado sí que suelo hacer una previsión de capítulos, que por
supuesto raramente se cumple. También suelo hacer árboles genealógicos de los
personajes y tablas con sus características físicas para no meter la pata en
las descripciones.
*Me gusta poner títulos
a los capítulos. Es un trabajo extra, pero esto también va relacionado con mis
gustos lectores. Soy de las que leen una y otra vez los pasajes que más me han
llamado la atención. Si hay un título es más fácil localizarlos.
No hace mucho leí a un
autor (no recuerdo quién) que decía en una entrevista que no ponía títulos a
los capítulos porque los consideraba una especie de spoiler. Puede ser. Yo intento
que no sea así. Todo lo contario. Procuro que sean lo suficientemente
intrigantes como para que el lector desee seguir leyendo. Si lo consigo o no,
vosotros lo decidiréis.
*Escribo las historias
por orden cronológico. Hasta que no resuelvo una situación no paso a la
siguiente y esto hace que en ocasiones me atasque en la escritura. Hay pasajes
que se me han atragantado de forma considerable. No encontraba la forma correcta
de plantearlos para que resultaran claros y fáciles de entender, y he tardado mucho,
pero mucho, en escribirlos, retrasando de esta forma el resto del relato.
Aunque, es cierto que
durante la escritura de “Aurrimar. La leyenda
del Dios Errante” ciertos capítulos los escribí de forma independiente. Los
tenía tan claros en la cabeza…
*La inspiración puede
surgir en cualquier parte y donde menos te los esperas. Siempre llevo papel y lápiz
en el bolso o en los bolsillos de las chaquetas para anotar todo lo que me llame
la atención y pueda servirme en el futuro para describir personajes, localizar
una ciudad, ambientar una sociedad, etc. Soy un poco caótica en este aspecto (y
en muchos otros también jajaja…). Tengo la mesa de escritorio y los cajones llenos
de papelitos y libretas de este tipo que algún día ordenaré, supongo.
De momento no he
utilizado el móvil para estas cosas, pero ya comienzo a planteármelo.
*Duermo con papel y boli
en la mesilla de noche porque en cualquier momento puedo despertarme con alguna
idea maravillosa de la que seguramente me olvidaría al amanecer si no la apunto.
¿No os pasa? Mi cerebro funciona a mil por hora con las luces apagadas, justo
antes de dormir. En ocasiones ese momento de lucidez es tan potente, que
incluso he llegado a escribir a oscuras para evitar que la luz me robara la
inspiración. ¡Qué cosas!
*Soy una escritora
lenta. Necesito sentarme con calma a escribir, sin prisa, sin tener que andar
mirando el reloj. Leo y releo lo anterior para saber por dónde ando y esto
ralentiza mucho el proceso.
Bueno, creo que de momento
es todo. Si se me ocurre alguna más, ya haré una segunda parte. Ha resultado
divertido poner estas manías por
escrito.
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