¿Os
podéis creer que después de tantos años escribiendo las historias de Aurrimar,
por fin sé qué calificativo utilizar para describirlas?
Sucedió hace unos días, viendo una de las
publicaciones de la Editorial Cerbero (@editorialcerbero) en
Instagram, cuando descubrí este término que desconocía por completo: hopepunk.
Bonito, ¿verdad?
Busqué
en la red su definición y me quedé flipada. Se ajustaba como un guante a Aurrimar.
La leyenda del Dios Errante. Porque sí, escribo fantasía, pero, ¿de qué
tipo? Ni siquiera estaba segura.
La
trilogía (y ahora los Preludios), no se enmarcan dentro de una fantasía medieval,
aunque sus personajes porten espadas y algunas de sus culturas parezcan un tanto
arcaicas. Siempre me he imaginado su ambientación más próxima al estilo del
siglo XIX que podéis encontrar en el steampunk, pero sin serlo realmente.
¿Grimdark? Es cierto que en ocasiones la trama es un
tanto sucia, dura y despiada, pero no es ese el tono general del relato.
¿Fantasía
Oscura? Podría ser. Un poco, no demasiado.
Seguramente El Dracón y el lobo de fuego encaje mejor en esa categoría.
Pero Aurrimar es más luminosa.
Por muy duras y complicadas que sean las
circunstancias que rodean a los diferentes personajes, es la esperanza la que marca
sus vidas y los mueve para seguir adelante. No todos sobrevivirán, pero morirán
con la satisfacción de saber que lucharon por un futuro mejor para todos; un
mundo en el que, cada pequeño acto de bondad, puede marcar la diferencia en la
batalla por la supervivencia.
¿Qué os parece? ¿No os resulta ahora más atractiva
la propuesta que subyace en la trilogía? 😜
L@s que ya habéis leído Aurrimar, ¿os parece
acertado este término?
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