Ilustración: Diego Tovar @soydito
Animal vertebrado / Mamífero / Herbívoro
Descripción:
Los bogos son animales
terrestres de gran envergadura. Tal vez los más grandes de Aurrimar. Algunos
ejemplares pueden llegar a medir hasta cuatro metros de alto y superar las 12
toneladas de peso.
Sus
cuatro patas, robustas como columnas, no les permiten desarrollar demasiada
velocidad. Son lentos y pesados.
La piel
es gruesa, rugosa y áspera, de color grisáceo, más oscura en los machos. Estos
poseen, como diferencia fundamental con las hembras, un pequeño penacho negro
en la cabeza que pueden mover como si fuera una extremidad más, y casi a la
misma velocidad que la pequeña cola rematada con los mismos pelos duros y
gruesos.
Aunque son bastante dóciles y fáciles de domesticar,
su aspecto afable y algo bobalicón no debe llevarnos a engaño. Son animales
peligrosos, irascibles cuando se encuentran en celo o cuando las hembras
protegen a sus crías. Su arma es su tamaño. No tienen depredadores conocidos.
Poseen afilados incisivos para cortar la hierba y anchos
y grandes molares para triturarla.
Orejas grandes y caídas. Muy sensibles a los cabios
térmicos, les ayudan a regular la temperatura y a amplificar los sonidos a su
alrededor. Pueden escuchar el bramido de los suyos a kilómetros de distancia.
El oído es su sentido más desarrollado.
Sus ojos son pequeños y redondeados, muy vivaces.
Sus períodos de gestación son largos y peligrosos.
No todas las crías nacen con vida. Es por ese motivo por el que su número no
crece de manera incontrolada al carecer de depredadores naturales.
Hábitat:
Su hábitat se sitúa en las grandes planicies que
conforman la cuenca del río Mitalter, donde se mueven en libertad en pequeños
grupos familiares. La abundancia de agua y plantas herbáceas hace de ese lugar paraíso
de los bogos.
Son las gentes de esa zona las que han encontrado un
negocio floreciente en su cría y protección. Seleccionan los animales más
fuertes y dóciles para su venta en los principales mercados del Continente. Los
bogos son apreciados por su fuerza, mansedumbre y versatilidad. Son utilizados,
tanto en la agricultura, como en el transporte por tierra de mercancías pesadas
y voluminosas, materiales de construcción e incluso en la minería. Un bogo bien
entrenado puede alcanzar un precio casi tan alto como un buen caballo de
carreras.
Sus cuidadores los guían propinándoles pequeños
golpes y aguijonazos tras las orejas con una vara larga rematada con un
aguijón, llamada “gurilla”.
El penetrante
bramar de los agotados bogos, quebraba la engañosa tranquilidad que imperaba
durante las primeras horas de la tarde en las profundidades de aquel
impenetrable e inmenso bosque. Los trabajos de desmonte se sucedían a un ritmo
desesperadamente lento. Hacía tres días que habían abandonado la seguridad del
campamento, y apenas habían logrado avanzar unos escasos kilómetros por la
espesura.
Lancer
se secó con el pañuelo el sudor que corría por su rostro, como si una fina
lluvia lo acabara de empapar. Escupió con disgusto y desaliento al contemplar
cómo uno de los habitualmente dóciles animales, cabeceaba y remoloneaba cuando
su guía intentaba obligarlo a arrancar un enorme y podrido tronco que
obstaculizaba el avance. El denso y húmedo calor, unido a las largas jornadas
de extenuante actividad, estaba minando la resistencia y la paciencia, tanto de
los bogos, como la de los hombres que los guiaban.
Pese a
las dificultades que el extenuante trabajo implicaba, el capitán del Rumor
Clandestino daba gracias a los dioses por la previsión de Adi. Traer a
semejantes bestias en el viaje había resultado todo un acierto. Su enorme
envergadura apartaba y quebraba la mayor parte del ramaje que se interponía en
su avance. Sus cuatro poderosas patas, aplastaban y pulverizaban todo aquello
que tuviera la mala suerte de encontrarse bajo ellas. Abrían, de este modo, una
senda que, aunque angosta y precaria, permitiría el avance de la expedición y
su pesado equipo. Con un medio de transporte tradicional, el convoy se habría
visto bloqueado nada más emprender la marcha por el Bosque de las Sombras.
"Aurrimar. La leyenda del Dios Errante. Vol. 2"
Yolanda Martín López