domingo, 1 de marzo de 2020

Bestiario 1. Liebres de Arena

Animal vertebrado / Mamífero / Herbívoro


Descripción: se trata de animales de silueta estilizada y patas bien desarrolladas para la carrera. Sus musculosas extremidades traseras les permiten ejecutar vertiginosos saltos que las sitúan rápidamente fuera del alcance de la mayoría de sus perseguidores.
El oído es un sentido hiperdesarrollado (aunque la vista y el olfato no le van a la zaga). Pueden detectar a un depredador a decenas de metros de distancia. Sus orejas, sensibles, suaves y recubiertas de una fina pelusilla, llegan a medir hasta medio metro de longitud.
El pelaje es corto y sedoso bajo las placas quitinosas que recubren todo su cuerpo como si de una coraza se tratara; armadura del color de la arena que la convierte además en un perfecto camuflaje.
Al mínimo indicio de peligro, el animal inicia una frenética carrera, que incluye constantes cambios de sentido con el objetivo de confundir al agresor. Poseedoras de afiladas garras y colmillos en boca y extremidades, resultan altamente peligrosas cuando, presas del miedo, se abalanzan enloquecidas contra cualquier cosa que se interponga en su huida.
Se desplazan en grandes grupos familiares para proteger de esa manera a sus miembros más débiles.
Son el alimento de numerosos carnívoros y aves de presa que habitan en los farallones rocosos cercanos a los oasis. Para los Clanes del desierto las liebres de arena constituyen una especie cinegética de alto valor en los mercados. Su captura proporciona un bien ganado prestigio y su carne, de un blanco lechoso, es considerada como uno de los manjares más exquisitos que uno puede degustar.

Hábitat: especie endémica del Desierto de Zahrs. Viven en madrigueras excavadas en la arena de hasta cinco metros de profundidad de las que solo salen al anochecer para comer y beber junto a los manantiales próximos a los afloramientos rocosos del desierto. Las verdes y suculentas plantas que crecen junto a esos pequeños vergeles constituyen su principal fuente de alimentación. Pero sus peligrosos colmillos y dientes también les permiten rasgar y perforar las duras cortezas de los arbustos situados en zonas más áridas para extraer su pulpa o el agua que puedan atesorar.


 
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¡Una liebre de arena! ¿Cómo la habría atrapado su hermano? Los pequeños animalillos eran escurridizos como el viento. Durante el día habitaban en profundas madrigueras excavadas en la ardiente arena del desierto, no lejos de los desfiladeros. Al ponerse el sol salían en pequeños grupos y acudían a beber y alimentarse en los pozos ocultos entre las rocas de la cordillera. Era allí donde los cazadores colocaban sus trampas. Pero las liebres eran astutas y rápidas como la muerte, raramente caían en ellas. Sus carreras y saltos eran vertiginosos y sus dientes y garras, afilados, largos y peligrosos. Se necesitaba mucha pericia y paciencia para atraparlas.
¿Cuándo fue la última vez que probé una? Su carne, blanca y tierna, era muy apreciada, un manjar exquisito que se reservaba para las grandes celebraciones. Sí, seguro que fue durante el quimat del año pasado… Las mujeres de la aldea, que siempre preparaban algo especial para celebrar ese día y homenajear así a los nuevos miembros del Fuego del Clan, la habían guisado con crema de yogurt. Apenas habían tocado a un bocado cada uno, pero Karimo aún recordaba su delicioso sabor.
Además… ¡Cómo olvidar aquel día!, se dijo entre risas. Agdabi, hijo menor del Patriarca Misf, se había pavoneado durante semanas ante toda la tribu alardeando de haber cazado nada menos que tres liebres de arena para la ocasión. Pero lo que no contaba es que había necesitado la ayuda de cinco de los mejores cazadores de la aldea para lograrlo, entre ellos Tayishi, el orgulloso hijo del temido Jhaleb, uno de los Jefes de mashalis más respetados e influyentes de los Clanes. Y todo eso… sin enumerar los dolorosos arañazos, magulladuras y mordiscos que habían sufrido durante la cacería.   

 

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