lunes, 5 de octubre de 2020

Buscando Inspiración 2. Rumor Clandestino

Tras relataros en la entrada anterior el origen del Pribylon (el barco de los protagonistas de “Aurrimar. La leyenda del Dios Errante”), voy a continuar con ellos, con los barcos, que en gran medida reflejan la personalidad de sus tripulantes.

El Rumor Clandestino es el navío de otro de los personajes más importantes de la novela: Lancer Caradam (también fue durante un tiempo capitán del Pribylon, pero deberéis leer el libro para descubrir los motivos de su marcha). ¿De dónde proviene el nombre? ¿Me lo inventé de la nada? Debo responder que... ¡no! Hay una historia detrás de él que os cuento a continuación.

Escribir la compleja trama de Aurrimar y, al mismo tiempo, ir inventado nombres y nombres con los que dar vida a los numerosos personajes que salpican la historia, comenzaba a superarme tras haber escrito ya Tulos y Amacram (los dos primeros libros de los tres que consta el primer volumen). Debía continuar con la escritura y aún no tenía bien definido el trasfondo histórico de Lancer. La cabeza ya no me daba para más, así que decidí pedirle sopitas a un amigo (después de todo él había sido el culpable de que yo me pusiera a escribir ambientaciones para un juego de rol que al final se me fue de las manos). Quedamos un día para tomar un café y le dije: “Necesito urgentemente un barco y una tripulación para Lancer Caradam. ¿Puedes ocuparte de ello?” ¡Dicho y hecho! Tras unos días de espera me pasó dos listas:

En la primera figuraban una serie de nombres que podrían servir para bautizar el barco; todos ellos extraídos de canciones de Héroes del Silencio, que es uno de nuestros grupos favoritos. Me gustó la idea y, tras mucho pensarlo, me decanté finalmente por Rumor Clandestino, que aparece en la letra de la canción Iberia Sumergida, del álbum Avalancha (1995). A partir de ahí ya pude iniciar el tercer libro, Invierno, cuyo primer capítulo se titula precisamente Rumor Clandestino. He de reconocer que tuve que hacer algunos cambios en la trama que tenía pensada para encajar con precisión el nombre del barco.

IBERIA SUMERGIDA

Amanecí con los puños bien cerrados
Y la rabia insolente de mi juventud
La ingenuidad
Nos absuelve de equivocarnos
Que cada uno aporte lo que sepa
Te hicieron pan y ahí te consumimos
Y la venganza es un trasto tan inútil

Este es mi sitio
Y esta es mi espina
Iberia sumergida
En sus rumores clandestinos
Formulas preguntas

Con semilla de respuesta
Y conozco cual es tu camino
De memoria
Descreo de la razón de la mayoría
Y sus abrazos propietarios
Sin salida, no hay salida
Ahora que padeces de insomnio
Quisieras morir de siesta
Estribillo

En la otra lista aparecían los nombres y cargos de una tripulación destinada a grandes hazañas en esta larga aventura que es “Aurrimar. La leyenda del Dios Errante”. Nombres acertados y originales que a mí jamás se me habrían ocurrido, y que creo que aportan un toque de autenticidad que de otra forma no habría conseguido. Personajes rudos, de fuerte personalidad, con los que resulta fácil encariñarse: Alfide Packar (llamado Alpackar), Tarkio (su nombre proviene de una bestia del desierto), Señor Tajún, Yerro y su hijo Garrote, el médico Malakai Zonson. No tuve ningún problema para hacerles interactuar con el resto de los personajes que ya había creado. Sus historias se hilvanan y entremezclan con total naturalidad. 

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Lancer salió de su ensoñación bruscamente. Volvió la cabeza, pestañeando sin parar hasta que reconoció a Pólux, que le observaba preocupado. “Vuestras vidas cambiarán por completo…”, seguía oyendo las palabras de Adi pronunciadas hacía tanto tiempo. “¡Y vaya si han cambiado!” No sabría decir si para mejor o para peor. De lo que sí estaba seguro es que ya no se reconocía en aquel joven lariano que apenas sabía nada del mundo. Tampoco su amigo parecía el mismo. Su oronda figura en nada recordaba al esmirriado muchacho que un día dejó las minas de su mísera tierra para buscar fortuna. “Bueno, al menos en algo no ha cambiado: es el mismo vivaracho chismoso de siempre”, sonrió para sí dando gracias al cielo por el alegre carácter de su compañero. En silencio, giró la cabeza para posarla sobre el descascarillado y borroso nombre de la nave que tenía frente a él: Rumor Clandestino.

Yolanda Martín López, “Aurrimar. La leyenda del Dios Errante. vol1” 


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