La verdad
es que me llevé en la maleta un montón de proyectos para completar y
desarrollar durante el verano. Pretendía aprovechar la tranquilidad del pueblo
para avanzar en la escritura de mis muchas historias pendientes. ¿Y qué paso?
¡Pues eso! Entre el calor, la familia, los amigos y compromisos varios, no he podido
hacer nada de nada. Se puede decir que he llevado vida de hobbit: comer, beber,
pasear, disfrutar de los atardeceres, comer, beber, contemplar las estrellas,
comer, beber, turismo (gastronómico sobre todo)… ¡En fin! Un desastre. Eso sí,
he leído bastante, y poco a poco os iré comentando mis lecturas veraniegas. Una
pena no haber podido participar estos meses en los #viernesdelecturacorta de Antonio López Sousa (@los_libros_del_sr_lector),
pero lo compensaré en breve.
Pero
no penséis. Todo no ha sido sestear a la sombra. También he tenido tiempo para
ocuparme de ese proyecto de biblioteca que tenemos en el pueblo. Las donaciones
de libros han aumentado este año, pero seguimos sin un local donde ubicarlos. Los
pobres siguen expuestos en cajas de fruta y de carnicería. No es lo ideal, pero
tampoco están mal organizados. Hemos hecho manualidades con los niños, como
esos preciosos marcapáginas de animales que veis en las fotos. Y, aunque a
trancas y barrancas, conseguimos sacar adelante nuestra minicutre Feria de los Tiempos,
donde los críos venden sus creaciones y algún que otro objeto de segunda mano
que nos donan para sacar dinero para material (como veis, somos pobres como
ratas. Muy apañaditas, eso sí). La gente que pinta, hace manualidades o
trabajos artesanales también tiene su hueco. Incluso yo tengo un puestito de libros.
Encantada estoy este año porque he conseguido vender alguno. Ojalá el año que
viene se anime más gente a participar.
Pues
este ha sido el resumen de mi verano. ¿Qué os ha parecido? Excitante, ¿verdad? 😅
Buen
regreso a tod@s 😘
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