Hace un par de semanas, durante una de esas noches de insomnio que cada
vez son más frecuentes (y creo que influenciada por el agujero negro en forma
de iris del libro de Antonio López Sousa “que durante días me miraba desde la
mesilla), me dio por pensar en los ojos de mis personajes principales y en los
colores que les caracterizan y les otorgan personalidad; siendo ese quizá su
rasgo físico más destacable. ¿Ha sido algo realizado de forma premeditada? Pues
no sabría deciros. Simplemente surgió así.
El AZUL es el color de Índigo, protagonista de "El Dracón y el lobo de fuego". Cierto que hay muchos
personajes en mis novelas cuyos ojos son azules, pero no como los del Dracón.
Los suyos son de un tono oscuro, añil, casi negro si hay poca luz. ¿Le otorgan
poderes o algo similar? ¡Para nada! Pero no dejan de tener su importancia en el
complejo puzle que es la vida de este personaje. Azul, añil, índigo...
Diferentes términos para un mismo color. ¿Creéis que su madre le puso el nombre
pensando en los ojos del recién nacido? Si la respuesta es sí, estaríais
equivocados. Para averiguar la verdad tendréis que leer el libro. Aunque, puede
que no os haga falta si os digo que la idea me vino al recordar cierta escena
de la película "Gladiador";
durante la estancia de Máximo en Zuccabar. ¡Venga, a darle a la neurona!
El VERDE es el color, única y exclusivamente, para Meda, el protagonista
de "Aurrimar. La leyenda del Dios
Errante". Ningún otro de los cientos de personajes que pueblan mis
historias posee semejante característica física. Curioso, ¿verdad? Y es que él
es único, mi niño bonito, el más querido, el que más me ha hecho llorar. Amado
por la mayoría de mis lector@s, odiado por otr@s. ¡Qué le vamos a hacer! Como
en la vida real: no se puede gustar a todo el mundo.
Meda posee unos ojos verdes espectaculares,
hermosos, profundos, capaces de traspasar el alma. ¡Literal! Que sólo él posea
semejante color en Aurrimar tiene una explicación que deberéis descubrir entre
las páginas del libro.
Meda no fue el primer personaje sobre el que
escribí para la trilogía. Ese honor se lo lleva un tal Trabor Crivix, que
aparece por primera vez en el capítulo 14 del primer volumen. Como veis, el
relato no se escribió de forma lineal, ni por supuesto se parecía en nada al
resultado final. Soy caótica, lo sé.
La historia de Meda y su pueblo, los Tulos,
surgió de forma espontánea tras un viaje a Jordania. Lo notareis enseguida al
comenzar a leer. El caso es que necesitaba un nombre para el personaje. Algo
corto, fácil de recordar y que sonara a desierto. La casualidad quiso que en el
escritorio de mi PC tuviera una imagen de Mada'in Salen, la Petra de Arabia
Saudí (¿un futuro viaje quizás?) ¡Pues ya está! ¿Para qué perder más tiempo pensando? Le cambio una letra
y punto. ¡Me encanta el nombre!
Tiempo después de la publicación de la trilogía,
me dio un día por introducir en Google el nombre de Meda. ¡Sorpresa, sorpresa!
MEDA es uno de los instrumentos que llevaría Perseverance, el rover de Mars
2020, hasta Marte. Mi niño viajando por el espacio sideral. ¡Toda una
premonición la mía! Leed y sabréis por qué lo digo.
¿Conocéis a alguien con los ojos VIOLETA? Solía decirse que la actriz
Elizabeth Taylor los tenía de ese color, y que incluso David Bowie poseía esa
cualidad. No sé. Lo cierto es que siempre me pareció algo fascinante, casi
mágico. Una rareza que sin duda me gustaría ver. Y precisamente por ser algo
tan poco común, resulta un rasgo físico de lo más atractivo con el que dotar a
ciertos personajes.
En mis novelas sólo hay dos personas con ojos de
este color:
La primera es Yody, una niña pequeña de
ascendencia "venti", un pueblo de las praderas entre cuya población
no es raro encontrar dicha característica. Su diosa Iris o Irisa, posee
semejante cualidad. Pero Yody es un personaje secundario (aunque importante en
la trama de "El Dracón y el lobo de
fuego"). ¿Entonces? ¿No había dicho al comienzo de esta disertación que
hablaría sobre la importancia que posee el color de ojos en mis protagonistas?
¡Pues bien! Mi segundo personaje con ojos violeta
sí que carga sobre sus espaldas con el peso de la historia en la que aparece.
¿Y quién es él? Su nombre es Íriam Aliste. Sus iris violeta forman parte de su
herencia materna y... hasta aquí puedo contar. Bueno, os diré, que en este
caso, sus ojos sí que le diferencian de forma llamativa del resto de la
población.
¡Lo siento! Forma parte de la trama de la nueva
novela que ayer mismo terminé. Tendréis que esperar para descubrir todos sus
misterios. Ya os iré desvelando sus entresijos poco a poco.
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